Como padres, a menudo vamos sorteando las dificultades a medida que éstas se presentan. Por lo tanto, cuando uno sospecha que un hijo nuestro puede tener problemas de aprendizaje, puede resultar abrumador saber por dónde comenzar y cómo obtener los recursos necesarios para asistirlo de la mejor manera. Para ayudarlo a optimizar sus próximos pasos, hablamos con la Dra. Liz Matheis, sicóloga clínica certificada, quien se especializa en asistir a niños (y sus familias) que presentan autismo, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (ADHD), ansiedad y trastornos del aprendizaje o la conducta. A continuación, compartimos la entrevista que le realizamos:
¿Cuáles son los trastornos más habituales que usted observa en los grupos de adolescentes y preadolescentes?
A menudo, los problemas de aprendizaje pueden pasar inadvertidos en aquellos niños que son vergonzosos, ansiosos o retraídos. En el caso de los adolescentes y preadolescentes, suelo encontrar problemas de aprendizaje en matemáticas, lectura, comprensión de textos y expresión escrita. Los trastornos de aprendizaje también están asociados a otras patologías como ADHD y ansiedad, que pueden confundir un diagnóstico de problemas de aprendizaje.
¿Cuáles son los pasos que deben seguir los padres si consideran que su hijo puede tener problemas de aprendizaje?
Yo aliento a los padres a obtener información acerca de los avances de sus hijos con respecto al comienzo del curso y a las evaluaciones de mitad de año completadas por la escuela pública. Al promediar el jardín de infantes, los padres podrán tener una idea bastante clara de cómo su hijo progresa en términos académicos, conductuales y sociales, y dónde está ubicado en comparación con los pares de su misma edad.
Si el niño presenta dificultades en lectura, escritura, pronunciación o matemáticas, los padres podrán solicitar la instrucción de destrezas básicas (Basic Skills Instruction). Se estima que después de tres meses de instrucción sistemática, el padre podrá manifestar si su hijo está progresando. Este plan contempla la repetición de una lección, basándose en la idea de que el niño puede necesitar que se le presente determinada destreza una y otra vez para que pueda llegar a aprenderla.
Si el niño no está progresando, sugiero a los padres acceder a un consejero orientador y solicitar un Plan de Servicios de Intervención y Referencias (I&RS plan). Las estrategias están documentadas y el plazo estimado es de 4 a 8 semanas. Recomiendo que los padres agenden una cita a las 6 semanas para evaluar la eficacia del plan. Si el niño tiene problemas de aprendizaje, el progreso estará limitado, por lo que se indicará entonces el siguiente nivel, que es…
La derivación a un Equipo de Estudio del Niño, compuesto por un psicopedagogo, un especialista en trastornos del aprendizaje y un trabajador social. Ellos podrán brindar una evaluación psicológica, educativa y social. Lo primero que buscarán es la existencia de una discrepancia de 23 puntos en la escala completa de Coeficiente Intelectual y un índice de puntuaciones. El proceso llevará unos 90 días luego de que el Equipo de Estudio del Niño acuerde la realización de esta prueba.
Los padres también pueden procurar una evaluación psicopedagógica privada, que será realizada por un psicólogo clínico habilitado. Mis evaluaciones comprenden una evaluación psicológica, una evaluación educativa, una evaluación del funcionamiento ejecutivo, como así también una evaluación de ansiedad y ADHD para obtener un perfil de aprendizaje adecuado. Además, se sumará una perspectiva integral del alumno a nivel emocional, social y académico.
Un problema de aprendizaje es solamente una pieza dentro de un cuadro más grande. Los niños que presentan dificultades académicas también suelen ponerse ansiosos y tener una baja autoestima. Ofrecer una mayor comprensión sobre cómo el alumno incorpora la información de la mejor manera, la procesa y aprende, puede ser validante como así también informativo tanto para los niños, como para los padres y los maestros.
¿Cómo puede un padre asistir a su hijo durante este proceso y brindarle las herramientas para que llegue a ser una persona autosuficiente en el futuro?
Al contar con una mayor comprensión de las fortalezas, las debilidades y el estilo de aprendizaje, los padres pueden comenzar a usar el lenguaje para ayudar a su hijo a estudiar de una manera que tenga sentido. Por ejemplo, para algunos niños, estudiar mediante el uso de tarjetas puede ser desagradable. No funciona para ellos. Quizás sea el tipo de niños que necesite usar algo que esté más basado en los dispositivos electrónicos, como Quizlet, o mirar videos, imprimir imágenes de conceptos y anotar fechas y datos importantes en una foto. Este tipo de estudiante es un aprendiz viso-espacial, por ejemplo, y necesitará una enseñanza multisensorial como así también estrategias de estudio multisensoriales.
Las agendas y pizarras electrónicas, los audiolibros y las alarmas son solo algunos ejemplos de los tipos de estrategias que puede usar con su hijo. Se trata de comprender dónde están las fortalezas y usarlas para compensar las áreas de mayor debilidad.
¿Existen otros recursos o recomendaciones que pueda compartir con nosotros?
Suelo añadir regularmente recursos tales como libros, apps y sitios de interés y blogs en mi sitio web.
La mejor fuente de información para un padre es preguntar a su hijo acerca de cuáles son sus preferencias en lo que se refiere a leer y estudiar. Por ejemplo, ¿prefieres leer en voz alta o leer para ti mismo?, ¿prefieres escribir en tarjetas o mirar un video sobre este concepto? Tal vez nuestros hijos no conozcan su estilo de aprendizaje desde un comienzo, pero con este tipo de preguntas, tanto los niños como sus padres podrán conocer las preferencias innatas referidas al estudio.
Permítame compartir una historia con usted que habla de nuestras tendencias intrínsecamente protectoras, y por qué debemos ajustarlas. Antes de recibir mi diagnóstico de celiaquía, yo prefería naturalmente comer vegetales y alimentos como las comidas tailandesas, preparadas en base a arroz. Yo no tenía idea de lo que era el gluten, pero sabía qué alimentos no me hacían mal al estómago. Después del diagnóstico, me di cuenta de que mi cuerpo intentaba protegerse. A los alumnos les sucede lo mismo, una vez que los ayudamos a ajustar sus preferencias naturales y las opciones para estudiar y completar sus tareas escolares de manera natural y confortable.