Poncho estava a punto de tener su tercer cumpleaños cuando lo diagnosticaron con autismo. Fue asi como le encontre la explicacion al comportamiento tan diferente- de las noches en vela, al llanto por las madrugadas, a sus berrinches espontaneos… Se acabaron todas esas preguntas del “¿por que no decia mama o papa?” Su mirada siempre fue lejana como perdida, pero sus ojitos tenian un brillo diferente. Poncho era un chiquito tan hermoso fisicamente, perfecto y saludable, pero nada de eso lo liberó de esa condicion a la que llaman autismo. Claro que el diagnostico me dolio mucho. Era el entrar a un mundo nuevo, porque el mundo que imaginé vivir con Poncho se perdio con su diagnostico. Lo unico positivo fue saber que estaba mal, mas o menos. Se me dio una idea de como sería mi nueva vida con el.
Desde su diagnostico ya nunca me separe de Poncho. Las noches sin dormir siguieron los berrinches. La espera por palabras se volvia mas desesperante, no podía dejar a Poncho nisiquiera un segundo sin vigilancia. Empezo una etapa donde al enojarse, se golpeó a sí mismo. Siempre fue muy grande y fuerte, y usaba eso a su favor para tratar de lastimarnos en casa y en la escuela. Porque Poncho empezo la escuela a unos cuantos meses de su diagnostico, estaba muy chiquito cuando por primera vez lo puse en un autobus escolar. Lloró y gritó mucho por bastantes dias, golpeaba las ventanas del autobus- todo para quedarse en casa, quizas para estar con su mama y papa.
Con el tiempo, empezo tambien la busqueda de ayuda para Poncho- ayuda de todo tipo. Creo que en ese punto la busqueda de nuevas opciones nunca se terminara. Poncho depende completamente de mi y de toda la familia. Es muy activo, siempre corriendo, brincando, aplaudiendo. No ha cambiado mucho desde su diagnostico, solo que ahora es un poquito mas dificil porque ya esta mas grande. Salir a la calle tambien se a vuelto una odisea. Se volvio menos paciente, y para él es muy dificil para seguir instrucciones o entender situaciones. Las miradas de la gente se han vuelto mas incomodas ya nos empiezan a excluir de eventos familiares y de amigos. Siempre quise contar el evento que sucedio en mi vida cuando diagnosticaron a mi hijo Poncho con autismo, y creo que me falta mucho por compartir tantas experiencias buenas y malas, las lagrimas que me ha robado y las risas que me ha regalado, todas las vivencias que disfruto y que sufro cada dia con él.
Gracias a Poncho mi familia esta mas unida que nunca. Somos una fuerza dificil de debilitar. El me ha hecho descubrir que tan fuerte o debil puedo ser. He descubierto que tiempo es para llorar y cuando es tiempo para pelear. Lo que no quiero que falte es describir ese amor tan limpio que recibo de Poncho. Sus besos llenos de inocencia, esos momentos cuando de pronto se me acerca y me abraza como si no quisiera soltarme. No hay amor mas sincero que el que me expresa él. Ese amor es tan grande que estos 10 anos en mi vida, no ha necesitado expresarlo con palabras, y uso ese amor, su sonrisa, los dias buenos y esos chiquitos y raros instantes en los que me mira a mis ojos, para sanar mi alma- porque al final del dia al quedarme en silencio es lo unico que me queda, los buenos momentos que son muy pocos pero que me animan y me dan esperanza a tener fe en que vendran dias mejores.
Gracias a Thomas K. en Los Angeles por compartir su historia.
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