Breve reseña sobre nutrición infantil
Las madres que amamantan a sus hijos han estado entre nosotros desde el comienzo de la existencia humana. De lo que podemos saber de la historia, desde el año 2000 AC hasta el siglo XX, el ama de crianza, la leche animal y el caldo eran algunas de las alternativas aceptables a la leche materna. No obstante, se ha demostrado que la lactancia materna es la forma más segura de nutrición infantil.
Con el tiempo, la popularidad de las madres que alimentan a sus hijos ha variado. El ama de crianza era una profesión bien pagada hasta el siglo XX, cuando se comenzó a fabricar la fórmula de leche infantil. Aun así, el ama de crianza no estaba libre del escrutinio público y la desconfianza debido al presunto lazo perjudicial entre ésta y el bebé, y la “transmisión” de rasgos físicos y psicológicos al niño a través de la leche.
La importancia de la lactancia materna está nuevamente en aumento. No importa de dónde provenga la leche humana, los beneficios de la leche materna siempre han estado claros. Estos niños que son amamantados suelen presentar menos infecciones de oídos, obesidad y enterocolitis necrosante, por nombrar solamente algunos beneficios. La lactancia materna puede ser nuestra principal línea de defensa contra la enfermedad.
Los beneficios de la leche materna
La leche materna humana (LMH) contiene una delicada combinación de inmunoglobulinas (anticuerpos), proteínas, grasas y carbohidratos. Estos nutrientes trabajan juntos para nutrir y proteger al bebé en crecimiento.
Un factor específico de la LMH es el oligosacárido de la leche humana, un carbohidrato complejo no digerible. Estas sustancias no digeribles, llamadas prebióticos, son beneficiosas para las bacterias buenas presentes en el intestino. El recién nacido adquiere la flora intestinal de la mamá a través del canal de parto, la leche materna y posiblemente la placenta. Para mantener esta flora intestinal abundante, es necesario ingerir prebióticos específicos.
La leche materna humana alimenta una cepa de bacterias saludables que se encuentra en los intestinos de los bebés. Una mayor cantidad de leche materna humana a través de la lactancia materna significa una flora intestinal más fuerte, que protege y fortalece al bebé en crecimiento. Esta arma de la flora intestinal combate agentes patógenos, digiere nutrientes y sintetiza las vitaminas que debe usar el bebé.
Intestinos fuertes y un sistema inmunitario saludable significa un menor riesgo de alergias, enfermedad intestinal inflamatoria, obesidad, diabetes, infecciones y enterocolitis necrosante.
“La leche humana es una maravilla particular.” – Ed Young, The New Yorker
Referencias