Usted bien podría ajustar su reloj según mi hijo, Alex. Puntualmente a las 11 de la mañana todos los días, la primera hora permitida para el almuerzo en nuestra casa, él sale de su habitación y se dirige a la cocina para preparar su almuerzo. Alex tiene 18 años y le encanta hacer (y comer) su propia comida. Sabe cómo usar las hornallas de la cocina y está aprendiendo cosas nuevas sobre la preparación de alimentos, pero lo único que a menudo se le dificulta es abrir los paquetes.
Cuando tengo prisa, es sabido que lo haré yo por él. Cuando tiene que abrir un paquete y casi cualquier otra cosa, sus limitadas habilidades motoras lo complican. Alex tiene síndrome de Down y algunas de esas tareas aún representan un desafío para él. Desde el momento en que su primer terapeuta ocupacional vino a verlo para comenzar con los Servicios de Intervención Temprana, aprendí que hacer algo por él es un gran NO, en tanto que empoderarlo para que lo haga por sí mismo es siempre la meta deseada. Todavía hago trampas de vez en cuando, pero esa lección se me ha quedado grabada.
Hace casi un año comencé a trabajar como ‘Parent Support Partner’ (asociado de apoyo para padres) en nuestra comunidad local de salud mental, un puesto en el que trabajo con otros padres cuyos hijos reciben servicios de salud mental. Para hacer este trabajo, comencé tomando un curso de certificación en mi estado. Cuando entré en la primera clase, admito que era bastante idealista, y esperaba poder ayudar a mis compañeros de viaje en este camino. En cambio, lo que he aprendido es que, al igual que con mi hijo, mi trabajo es apoyar, no ayudar. De hecho, a medida que íbamos avanzando a través del material de aprendizaje, los participantes de la clase a menudo éramos corregidos cuando decíamos que queríamos “ayudar” a los padres a los que estábamos apoyando, y en cambio pedían que usáramos el término “empoderar”. En este tiempo me he dado cuenta de lo correcto que es este enfoque, es todo lo que siempre he querido de los demás.
¿Cuál es la diferencia? En pocas palabras, la diferencia radica en quién logra el éxito.
En cuanto a Alex, si le quito el paquete y lo abro yo rápidamente, la misión se cumple y él recibe su almuerzo, pero eso no lo hace avanzar en su camino hacia la independencia. Y con el apoyo a los padres que enfrentan circunstancias inusuales o desafiantes al criar a sus hijos, si uso mi experiencia para resolverles su problema, entonces he logrado el éxito en su nombre, pero la victoria es para mí, no para ellos. Además, cuando se deban enfrentar a nuevos desafíos en el futuro, no tendrán la experiencia en el desarrollo de habilidades ni la confianza de la victoria entre sus pertenencias, mientras se preparan para enfrentarlos.
En otras palabras, cuando ayudo a alguien en lugar de empoderarlo para que use su propia voz, le estoy robando la oportunidad de crecer como persona y experimentar sus propios logros. En cambio, si puedo usar mi experiencia para impartir sabiduría y aliento para que las personas puedan utilizarlos con el fin de resolver sus propios problemas y usar su propia voz, entonces todos nos beneficiamos de la experiencia. Y cuando otros me conceden lo mismo, yo también me beneficio.
Alex no es muy bueno para abrir paquetes, pero sus habilidades con las tijeras son excelentes. Todo lo que necesita para abrir el paquete es tener unas tijeras cerca y el recuerdo del éxito pasado en el uso de las tijeras para hacer el trabajo. Cuando se siente frustrado, la mejor forma de ayudarlo es no haciéndolo por él, sino recordándole lo que necesita para tener éxito. Lo he sabido durante mucho tiempo, y ahora sé que todo lo que casi cualquier persona necesita es sentirse empoderada.
