Para los padres de un niño con autismo, la noticia de cambios necesarios en la dieta puede parecer una tarea abrumadora. Descubra cómo esta mamá se enfrentó a noticias tan inesperadas:
Mi identificador de llamadas mostraba el número del sistema de salud que usamos para mi hijo, así que respondí de inmediato. Acabábamos de completar una jornada de estudios y turnos médicos, por lo que no me sorprendió recibir esa llamada, pero la información sí lo hizo. La enfermera de nefrología se presentó y dio detalles sobre los resultados de algunas pruebas y, antes de que me diera cuenta, mi hijo tenía sobre la mesa un cambio importante en la dieta.
Bastante aturdida, miré el teléfono durante unos minutos después de terminar la llamada. No tenía ni idea de por dónde empezar. Después de quedarme en blanco durante unos minutos, llamé directamente a la línea de enfermería y pregunté si había algún dietista que me pudiera ayudar. Mi instinto por cuidar a mi hijo fue gritar, actuando de inmediato y con entusiasmo. Después de años de experiencia en quedarme presa del miedo, ahora bajé un cambio en la marcha y me volví más prudente.
Aumentar la ingesta de líquidos
La primera instrucción fue aumentar la ingesta de líquidos, y eso era algo bastante sencillo, por así decirlo. La acción calma el pánico, así que medí el volumen de sus botellas de agua reutilizables y configuré un gráfico en la pizarra de nuestro refrigerador para hacer un seguimiento de la ingesta diaria de líquidos.
Autismo y preferencias de alimentos
Nuestro hijo tiene autismo y, como sucede con muchas personas autistas, tiene intereses limitados por la comida. Esto resultó ser un desafío y una bendición. Significa que podríamos comenzar con las comidas favoritas que come a diario y progresar mucho con algunos cambios, pero también significa que existe un mayor grado de riesgo si no puede tolerar tales cambios. Aquí es donde el dietista fue un salvavidas. Tenía recetas a mano de sus comidas favoritas y algunas pautas importantes a seguir. Una vez que llegaron esas recetas, compré los ingredientes y me puse manos a la obra.
Mientras tanto, me comuniqué con su escuela. Ben come un almuerzo caliente y disfruta mucho esa parte de su día. Estaba dispuesta a enviarle la comida desde casa, pero no quería forzarlo a hacer más cambios de los necesarios, así que me sentí aliviada al saber que la persona a cargo del departamento de dieta de la escuela estaría dispuesta a adaptarse a sus cambios en la dieta. Hasta pudo establecer contacto directo con nuestro mismo dietista y obtuvo instrucciones claras para adaptar sus comidas escolares.
Investigación en dietas
Una vez que dimos los pasos iniciales, me dediqué a buscar grupos de redes sociales y aplicaciones adecuadas para su dieta. Estos pasos sirven como un buen complemento a nuestros esfuerzos, pero no sustituyen la orientación médica.
Todavía estamos aprendiendo y lo estaremos por algún tiempo. Es a la vez más difícil y más fácil de lo que pensaba en distintos aspectos, pero es factible. Me alegro de haber hecho una pausa y prepararme para la maratón en lugar de salir corriendo sin rumbo fijo. Una respiración profunda y una buena instrucción nos dieron el comienzo correcto y un buen rumbo durante todo el trayecto.
