Cuidar de mi hijo paralítico: Una nueva perspectiva de vida
Hace cuatro años, recibí el primer premio y me convertí en cuidadora. Poco sabía yo que ganaría este premio, pero después de ser nominada y de ganar este galardón, nunca he vuelto a sacar el trofeo del estante. Un desafortunado accidente de auto me trajo a este camino. Por culpa de que dos hombres decidieron perseguir a otro en la carretera, mi hijo quedó paralítico del cuello para abajo.
Hace cuatro años, recibí el primer premio y me convertí en cuidadora. Poco sabía yo que ganaría este premio, pero después de ser nominada y de ganar este galardón, nunca he vuelto a sacar el trofeo del estante. Un desafortunado accidente de auto me trajo a este camino. Por culpa de que dos hombres decidieron perseguir a otro en la carretera, mi hijo quedó paralítico del cuello para abajo.
Un acontecimiento que me cambió la vida y a la vez me dio una perspectiva diferente.
- No dar nada por sentado. Nada está prometido. Hay que vivir cada día como si fuera el último.
- No preocuparse por lo que la gente diga o piense. Las personas miran fijamente a mi hijo todo el tiempo porque “se ve diferente”. Él apenas si se da cuenta. Yo me planteé que si él no estaba molesto con esto entonces porqué debería estarlo yo.
- Sonreír sin ninguna razón. Los niños suelen ser más felices que los adultos porque la vida aún no ha transcurrido para ellos. Mi hijo sufrió una lesión tan grande a una edad tan temprana que ni siquiera recuerda lo que es caminar. Estar en silla de ruedas es toda la vida que él conoce. Ver a mi hijo o pensar en él me dibuja una sonrisa en la cara porque así es como yo lo veo.
- Adaptación. Una tragedia requiere que uno deba adaptarse a la nueva situación. Si puedo adaptarme al nuevo estilo de vida de mi hijo, puedo adaptarme a todo. Este hecho no solo me dio una perspectiva diferente, sino que además me ayudó a encontrarme y aceptarme. Mi hijo me ayudó a aprender que en lugar de quejarse o llorar por la lucha que nos toca, debemos abrazarla y celebrarla. Uno puede aprender más de un hijo de lo que podemos imaginar.
La recompensa fue darme una perspectiva diferente para un estilo de vida mejor, pero también fue tener a alguien que depende exclusivamente de mí y saber que he ayudado en su evolución y en el progreso en todos los aspectos de su vida.
Quiero agradecer especialmente a Candice M. por compartir estas valiosas lecciones de vida como cuidadora de su hijo.